viernes, 9 de noviembre de 2012

DE BOCA EN BOCA



una feromona que sólo tienen las abejas maduras es capaz de retrasar hasta dos semanas la maduración completa de las abejas más jóvenes, en función de los cambios del entorno. De esta forma, si hay suficientes abejas recolectoras en una colmena, el desarrollo de las abejas más jóvenes se retrasa por la acción de esta hormona de inhibición. El descubrimiento demuestra que la organización social propicia que las abejas respondan a los cambios del conjunto de la colonia y que las hormonas son las que regulan el comportamiento social de las abejas

De este tipo de feromonas hay identificadas en la actualidad sólo cuatro, dos de las cuales se han estudiado en abejas: la feromona de la reina, situada en las glándulas de sus mandíbulas (QMP o Queen Mandibular Pheromone), y la feromona larvaria, que induce a las abejas obreras a cuidar los huevos de la abeja reina (BP o Brood Pheromone). 

Se ha demostrado que estas dos feromonas juegan un papel en la regulación del trabajo de las obreras. En el caso de las abejas, la división de tareas dentro de las colonias (obreras, nodrizas, recolectoras, reina…) es bien conocida. Pero el modo de funcionamiento de este reparto de tareas no lo es tanto. Además, el reparto del trabajo de las abejas no es rígido y se adapta a los cambios en el entorno social. El proceso de libación de las abejas más jóvenes es una de las claves del mecanismo de auto-organización del panal y responde a las necesidades de la colonia. Este descubrimiento demuestra que la organización social propicia que las abejas respondan a los cambios correspondientes al conjunto de la colonia. 

Así, si la estructura temporal de la colonia cambia, el comportamiento de las abejas más jóvenes se verá modificado para responder a este cambio. Por ejemplo, si hay suficientes abejas recolectoras en la colmena, el desarrollo de las abejas más jóvenes se retrasará por la acción de esta hormona de inhibición. Si, por el contrario, en las colonias hay pocas abejas que liben el néctar, las abejas más jóvenes comenzarán a libar casi dos semanas antes que en condiciones habituales. 


La feromona EO se transmite por medio de la trofalaxia o transferencia del alimento de boca en boca. Mediante la trofalaxia, el néctar puede transferirse directamente a un gran número de miembros, por lo que incluso se ha postulado que la presencia de estos contactos es un indicador del grado de sociabilidad de estos insectos. 

Durante la recolección del néctar, la trofalaxia funciona como un nexo entre la obtención de alimento en el exterior, y su posterior procesamiento en la colmena, para lo que se requiere una enorme coordinación entre las abejas de la comunidad. 

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